¡De vuelta a Verdulandia!
Hace unos días, retomamos las
actividades en nuestro huerto escolar. Los alumnos de primero, segundo y sexto de
primaria salimos al patio del colegio con nuestros profesores. Hoy contábamos
con tres nuevos voluntarios de la universidad: Carlos, Laura y David. Entre todos íbamos a devolverle la vida a la tierra de las verduras.
Y por fin llegó la hora de sembrar. Habíamos puesto mucho empeño para acabar enterrando una semilla y esperar. A veces tenemos que trabajar mucho y durante mucho tiempo para conseguir lo que queremos. Nuestros profesores nos dieron unas bandejas enormes llenas de ajos. Entre todos les quitamos la cáscara y los dividimos en dientes. Los más pequeños estábamos fascinados: no sabíamos muy bien para qué servía esa cosita blanca y minúscula.
Después hicimos pequeños hoyos en la tierra, metimos un diente en cada uno y los tapamos apretándolo muy bien.
Por último, faltaba colocar el riego automático. Es un tubo negro muy largo que suelta gotitas de agua para que nuestras semillas no pasen sed. Así que agarramos el tubo y lo levantamos en el aire. Teníamos que trabajar en equipo porque, aunque fuéramos muchos, cada uno hacíamos un papel muy importante.
Ahora toca esperar a que la
tierra dé su fruto, respetándola y cuidándola como siempre hemos hecho en Verdulandia.
Todas las fotos
David Sánchez
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David Sánchez
Qué bien lo has contado, David! Muchas gracias por tus aportaciones
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